Si hay un tema tabú dentro de la reproducción asistida es como parar, como poner fin a los tratamientos.

Decir: Se acabó.

¿Como dejar de intentarlo una vez más? Quizàs la próxima serà la buena !!

Recordar el desgaste emocional que supone todo el proceso: las citas médicas, ecografías, pinchazos, hormonas, cuadrar horarios…en fin, todo un estrés que soportamos en base a nuestro objetivo final: tener un hijo.

Como la recompensa será  tan grande, nos sometemos una y otra vez al ritual. Cada vez más agotadas y con menos esperanzas.

A veces llevamos el desgaste psicofísico de los Tratamientos Reproducción Asistida (TRA)  en silencio, sin compartir con nuestro entorno, sin que nadie sepa por lo que estamos pasando.

Otras veces si que hacemos partícipes a los demás, entonces todo el mundo opina y te anima a seguir intentándolo. Ánimo, quien la sigue la consigue!!, No lo dejes ahora, una vez más, solo uno, la última.

Estate tranquila que nadie te va a animar a dejarlos, o como mucho te hablarán de la historia del bebé milagro que llegó cuando sus padres dejaron de «obsesionarse».

Así fue mi caso: fui pasando del embarazo espontáneo de la forma divertida, a inseminación artificial, luego a FIV, para acabar en ovodonación en fresco y transferencia de embriones congelados.

Toda una senda que recorrí desde el año 2003 al 2010.

7 años montada en una montaña rusa emocional para acabar solo con arena en los bolsillos.

Dicen que los TRA son adictivos, y lo creo.

Es difícil parar, dejarlos, soltar el sueño de ser madre que hemos ido alimentando a diario,  sin permitirnos ni por un momento poner un ápice de energía en el Plan B, osea una vida plena sin hijos.

Eso para nosatr@s es el abismo !!!

Nunca hay que pensar en esa posibilidad !!!

Así cada vez más lastimadas vamos como soldados hacia una nueva batalla, cada vez más diezmados.

¿Qué es lo que nos hace parar?

Así lo hice yo:

Dejé pasar bastantes meses antes de implantarme los últimos embriones congelados que me quedaban.

Mi estado emocional no me lo permitió hacerlo antes. Estaba tan triste, tan vencida, tan frustrada, que hasta yo misma pensaba: ¿quien iba a querer quedarse conmigo?

Hice el último TRA sabiendo que no iba a funcionar, ya se que esa no es la actitud necesaria, pero así fue.

Lo hice para acabar, para liquidar esta etapa de mi vida. Tenia que hacerlo y lo hice.

Ni siquiera me inmuté cuando me comunicaron por teléfono el resultado de la Beta.

Fin, bye bye. Se acabó.

Meses antes también se había roto el sueño se la adopción.

Ahí estaba yo con mis 45 años diciendo adiós a mi sueño de maternidad tantos años acariciado, mimado y nutrido.

Los sentimientos que fluyen van de la frustración a la rabia, pasando por el no merecimiento. ¿Por que a mi?

Nadie comprende tu duelo. Total, pierdes algo que nunca tuviste. ¿Dónde está el problema?

Pero para ti si es una pérdida real, tu proyecto de vida, tu ilusión, algo en lo que habías puesto tu energía vital día tras día, mes tras mes, año tras año.

Vacío, es la palabra que describe los meses que siguieron. La nada cotidiana.

Pero amig@s, el espíritu de supervivencia es algo que todos tenemos. CONFIAR en ello.

Pasado un tiempo mi cabeza empezó a planear como salir y seguir.

Toda la infraestructura que había creado para la crianza de mis hijos, la habitación destinada para la criatura, el haberme ido a mi vivir a un pueblo pequeño, más acorde para la crianza que la gran ciudad, todo eso… Me dolía verlo cada día.

Nuevo objetivo: Salir del escenario donde una vez me soñé madre.

Así que me lié la manta a la cabeza e invertí el poco dinero que aún me quedaba en un nuevo proyecto. Compré con mi pareja un pequeño piso cochambroso y lo arreglamos de arriba a abajo.

Pasado un año ya me había vuelto a ir a vivir a Barcelona. Me fui a vivir con mi pareja y su hijo de 16 años. Venia siendo madrastra hacía años, pero nunca, salvo en vacaciones, habíamos convivido diariamente.

(Este estatus de madrastra da para otra entrada del Blog)

Necesitaba contacto familiar, no me había dado cuenta de lo sola que estaba a pesar de tener pareja, familia y amigos.

La adición a los TRA quedó constatada una vez más al año y medio de mi último negativo.

Cuanda ya estaba recuperada y más animada, de nuevo volvió a rondar por mi cabeza la idea de volverlo a intentar.

Fue ahí donde me planté. NO, no quiero volver a empezar.

Fue en una jornada profesional sobre el duelo en reproducción donde conocí a una psicóloga especialista en el tema.

Fui a ella para que me ayudara a salir del bucle. Para seguir con mi vida.

No queria volver a la noria.

Ella me enseñó a focalizarme en las cosas que tenía en mi vida, y no en las que no tenía, ni iba a tener. Gracias una vez más Cristina.

Durante los años de mi lucha hacia mi hij@, fueron naciendo en la familia sobrinas y sobrinas nietas.

Yo como comadrona había asistido el parto de cada una de ellas, tenía una vinculación especial con esas niñas.

Cristina pronunció unas palabras que hicieron mella en mi: – Quizás no serás madre, pero puedes ser una tia estupenda !!!

Y como un mantra me lo repetía: seré una tía estupenda, seré una tía estupenda, o al menos lo intentaré.

Eso me ayudó, lo reconozco, para apartar de mi mente «mi adicción». Y dejar de intentar…

Porque nosotr@s no solemos mirar el lado positivo de dejar los TRA, que lo hay: dejar de hormonarse, dejar los disgustos emocionales, frenar el despilfarro económico.

Más salud, sobretodo mental.

La palabra clave creo es: ACEPTACIÓN

Admitir que no está funcionando para ti, soltar ese sueño, dejar ir.

No forzar las cosas, dejar fluir. VALORAR la vida que tienes.

Enamorarte de la vida de nuevo es algo que requiere tiempo. Hay una pérdida muy grande y hay un trabajo de duelo a hacer.

Un duelo desautorizado en nuestra sociedad.

Nadie salvo tú y los más allegados comprenderan por lo que estás pasando. Ninguna ceremonia para despedir tu sueño de maternidad serà realizada, salvo que tú la promuevas.

Pocos tendrán tacto  para hablar delante tuyo de temas que para ti serán dolorosos. Nadie verá la banda negra en tu brazo, cerca del corazón.

Es duro, no lo niego, todos los duelos lo son, pero es necesario entrar en el dolor, tu DOLOR, para poder salir por el otro lado renovada, mudada de piel, TRANSFORMADA, preparada otra vez para tomar las riendas de tu vida y atreverte a acariciar nuevos sueños que seguro vendrán.

Aquí estaré por si puedo sostenerte y acompañarte en tu proceso

Salud

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