Aunque me crié en una familia y sociedad tradicional, no se me despertó el instinto maternal muy pronto que digamos, ni tampoco construí mi vida entorno a los niños.

No fue hasta que tuve una estabilidad emocional y profesional que me planteé con mi pareja el tener hijos.

No se me olvidará la inocencia e ilusión con la que empezamos a intentarlo y cómo mes tras mes la inocencia se iba quedando por el camino sustituyéndola por la incredulidad y tristeza, el no entender porqué no había embarazo y el porqué nos pasaba esto a nosotros.

Fue una fase dura.

Después de años de intentarlo de manera “natural” nos decidimos a probar técnicas de reproducción asistida.

Técnicas que todo el mundo te aseguraba que funcionaban, pero que no lo hacían así para mí.

No entendía a mi cuerpo y por qué si no había ningún problema, éste se empeñaba en no poder hacer lo que para todo el mundo parecía ser tan fácil.

Lo más duro fue que cuándo por fin me quedé embarazada, después de una FIV, y descubrí en mi visita de las 8-10 semanas que su corazón no latía.

Ahí fue cuándo sí toqué fondo.

Después de tantos años, tantos esfuerzos y tantas lágrimas consiguí quedarme embarazada, pero durante sólo unas semanas.

Con ayuda y tiempo conseguí salir de esa tristeza permanente en la que me encontraba y me centré en otros proyectos como viajar, cambiar de trabajo…etc.

Aunque mi familia siempre intentó ayudarme, no me entendían y a veces sus comentarios me hacían más daño que bien.

En general, sentí que la sociedad era muy pronatalista y no sentía que encajase en muchos situaciones o conversaciones.

Fue durante la pandemia dónde se me removieron muchos sentimientos que creía superados.

Por azar me encontré a Gloria anunciando un grupo online dónde casualmente habían quedado un par de plazas libres.

No sé cómo agradecer al universo y a Gloria el haberme encontrado con ella y con las otras mujeres maravillosas que formaban parte del grupo y que forman parte de mi vida ahora.

El poder hablar de nuestros sentimientos y situaciones sabiendo que lo van a entender porque también han pasado por lo mismo no tiene precio, el vínculo que se crea en las sesiones es tan especial y liberador que sin duda me ha ayudado de una manera increíble en mi proceso de vida y nuevas ilusiones.

Gracias a Gloria y su proyecto LVSH, a mis compañeras luchadoras, y a mucho trabajo personal, ahora entiendo que mi vida es la que es, que nadie me la va a cambiar y que tengo que aprovecharla porque sólo tengo esta oportunidad y merece mucho la pena con o sin hijos.

Cristina