Yo llevo trabajando como educadora infantil unos 20 años. Siempre he querido ser madre y he conectado desde muy joven con las criaturas, y he tenido mucha empatía con ellas.

Mi pareja los primeros años de relación no quería tener hijos, pero después viendo que ser madre era mi mayor deseo e ilusión; nos pusimos a ello.

En el año 2009 nos hicimos pruebas en una clínica privada para saber a parte de por edad, yo tenía 39 años, por qué causas no me quedaba embarazada de manera natural. 

  Resultado: yo había tenido una miomectomia en el 2002,  y tenia la trompa derecha obstruida. El semen de mi pareja, que era un año más joven, era lento.

 Nos aconsejaron hacernos inseminación artificial conyugal (IAC), es decir estimular y mejorar el semen de mi pareja y después del proceso inyectármelo.  Nos hicimos tres IAC,  fue todo muy frió. Emocionalmente muchos altos y bajos.

Cada vez que tenía la menstruación era un drama, tristeza y desilusión.

Mi pareja y yo después de meditarlo mucho decidimos parar y no seguir el siguiente tratamiento in vitro ni el tratamiento psicológico que nos aconsejaban desde clínica privada.

Lo decidimos así por salud mental, emocional y física.

Seguimos probando de manera natural y al año siguiente, el 2010, después de trabajar el tema con una naturista, me quede embarazada por primera vez. Y ahora, once años más tarde, sé que por última vez.

Estábamos de viaje en Berlín y yo notaba malestar cansancio y mucho apetito pero pensaba que serían síntomas de la menstruación.  A la vuelta del viaje, aconsejada por mi hermana, que estaba embarazada de su segunda hija (tiene tres niñas), me hice la prueba: Positivo, estaba embarazada de seis semanas casi sin darme cuenta.

¡Que subidón, que alegría¡ pensando ya el nombre, como sería su habitación….

 Empecé enseguida con pérdidas. Se me había formado un hematoma en el útero, las ginecólogas me aconsejaron que hiciese reposo, pero que el embarazo podía salir adelante o no,  que no se podía saber si servía hacer reposo.

Me quede en casa de mis padres haciendo reposo una semana, casi todos los días subía a urgencias por perdidas de sangre, en las ecografías veía el corazón del embrión latir.

Un día subí unas tres veces a urgencias, y la última vez que subí a urgencias subí abortando sin querer ser consciente de que estaba abortando, aborto espontaneo.  Me arrepentí de haber cenado porque me tuvieron que poner la epidural para hacerme el legrado, me dio un ataque de ansiedad y lloré muy fuerte.

No podía mover las piernas por la epidural. Tumbada en la cama del hospital y muy triste, me preguntaron si quería mas medicación y dije que sí. 

Al día siguiente subió a visitarme mi familia y yo estaba grogui, ausente, sin lágrimas, muy quieta.

Después estuve muchos años intentando superarlo, para mí fue un trauma muy fuerte, no superaba el duelo…

Me obsesione con “mujer legrada mujer preñada”, con que me iba a quedar de nuevo embarazada.

No hacia cursos ni nada, para estar libre para el embarazo.

Comencé con mi pareja a programar relaciones sexuales cuando ovulaba, nos apeteciera o no.

 A veces lloraba después de tener relaciones sexuales y mi pareja se sentía muy mal por ello, como es lógico. Probaba diferentes posturas, a ponerme tumbada boca arriba después de hacerlo con las piernas dobladas veinte minutos.

Cada vez que tenía la menstruación era un drama, tristeza, depresión…

Estuve varios años con lumbagos, dos meses al año con tos y vómitos y reflujo gástrico, más o menos sobre mayo, que era cuando tuve el aborto. Me hicieron una endoscopia y me salió todo bien, la tos no había quien me la quitara, estuve a dieta un año por candidiasis…

Aconsejada por mi hermana que veía bien claro que mi tos, mis vómitos y mi reflujo gástrico eran porque no aceptaba no poder ser madre, empecé a ir a psicólogos y me centré en el tema de aceptar no poder ser madre y para cuando tuviera la menopausia estar feliz y no triste.

Cada vez me encontraba mejor pero tenía mucha rabia contenida y tristeza, por mi trabajo de educadora infantil no podía desconectar del tema de no poder ser madre. Los embarazos de compañeras, embarazos de las madres de los niños, padres de la escuela infantil preguntándome muy a menudo si tenía hijos…

Unos siete años de querer ser madre y no poder de manera natural.

Me faltaba un empujón para aceptarlo del todo, había comentarios que me hacían daño como: “A quien dios no le da hijos el diablo le da sobrinos”. Yo quiero mucho a mis sobrinos tengo siete.

En la escuela infantil me sentía fuera de lugar por no ser madre.

En marzo de este año 2021, descubrí a Gloria, hicimos un grupo: AMFORES. Conectamos desde el primer día y me dieron el ultimo empujón que necesitaba para aceptar del todo no poder ser madre, aprender a vivir y a ser feliz.

 De lo negativo sacamos lo positivo. Hemos hecho un grupo de amigas con las que poder confiar y hablar de cualquier tema de la vida, no solo de no maternidad, de compartir nuestras penas y nuestras alegrías.

Ahora con 51 años recién cumplidos me siento fuerte y empoderada y he aprendido a vivir sin hijos.

Idoia