En mi caso el dolor de no poder ser madre ha sido sin duda mucho más tormentoso porque me he ido creando un caparazón de tortuga cada vez más opaco, para no tener que escuchar lo que para mí eran absolutas barbaridades o tener que dar explicaciones que me incomodaban enormemente.

No sé si fue cuando alguien me dijo “si solo has hecho una in vitro es porque no tenias muchas ganas de ser madre no?” o “hazte otra va que total a la primera nadie se queda” o “que bien si no sois padres así podréis hacer más de tíos” o “tampoco debe ser tan importante para ti como eres artista” etc. por no hablar del clásico “cuando estéis más tranquilos” y bla, bla… pero decidí que solo hablaría de nuestro proceso con mi pareja.

Entiendo que la gente no sabe qué decir y ya está. Dice lo primero que se le ocurre. No, no es mala leche. En realidad es algo que nos pasa a todos y todas con la mayoría de cosas que no hemos vivido en primera persona.

He aprendido mucho de todo esto y ahora me aplico muy a menudo este principio – que es adaptable a un montón de situaciones delicadas – si no sabes que decir, igual mejor escuchar.

Soy una persona abierta y nunca me he ocultado de nada así que esto de no compartir mis dudas e inquietudes durante este proceso fue una torsión de lo más extraña para mi, pero que vi absolutamente necesaria.

Después, y gracias al grupo que ha creado Gloria, puedo confirmar  que esta reacción es muy común en todas las que pasamos por esta situación y también que en realidad, no nos ayuda.

Y sí, soy ilustradora, soy amiga, soy hija, soy hermana, soy tía, soy pareja, soy muchísimas cosas y esto no es el fin del mundo ni mucho menos. Es sencillamente un proceso. Un duelo.

Este duelo cada una  lo inicia cuando le da la gana. Puede que sea después de haber tenido cuatro abortos, sin realizar ni una FIV ( Fecundación In Vitro ), haciendo 11, habiendo confiado en la acupuntura, a los 35 años o a los 45, después de haber probado la ovodonación o no queriendo ser madre sin pareja, por poner solo algunos ejemplos.

Y como todo duelo será más o menos rápido dependiendo de cada persona. Sin más.

Como siempre parece que la obligatoria explicación extra por ser mujer está asegurada y si se trata de maternidad todavía más. Mi pareja – que es hombre – no ha tenido ni la mitad de contradicciones ni culpabilidades que yo. Es mucha casualidad que también en este grupo esto se repita en todas nuestras parejas masculinas.

Chicas que no podáis ser madres -insisto, habiendo querido serlo- la alegría vuelve, el aprendizaje es profundo sí, de los que no se van. De los que si quieres te hacen mejor persona.

Uno de los miedos que compartimos todas las que hemos pasado por aquí es: y ahora qué? Nos quedaremos amargadas para el resto de nuestra vida o qué?

De que tengamos esta profunda sensación registrada en nuestro ADN se ha encargado muy bien la sociedad patriarcal “si no puedes o no quieres ser madre, que es lo que has venido a hacer en este mundo, pincharás tarde o temprano por algún sitio”.

Normalmente las dos opciones que se barajan son: o la de amargada para siempre o la de eternamente sola.

Bien, por suerte, empezamos a hablar y a desmentir toda esta mierda.