Hola, me llamo Noemí y tengo 44 años.

He pasado 12 años de mi vida intentando ser madre y no lo he conseguido.

Me he decidido a contar mi historia, porque pienso que es necesario dar visibilidad a las circunstancias que padecemos las mujeres que hemos intentado tener hijos y no hemos podido.

Esto que voy a contar es un caso más de todos los que hay, ni  mejor ni peor, pero para curarse hay que contarlo, integrarlo y seguir adelante.

Mi pareja y yo nos conocimos muy jóvenes, siempre nos hemos llevado muy bien, y cuando ya cumplí los treinta empecé a buscar para tener familia, porque deseaba ser madre. Él por su parte estaba encantado, porque siempre le han gustado los niños y me dio todas las facilidades para ello.

Me quedé embarazada sobre los 31 años y a los dos meses y medio lo perdí.

Pasaron casi dos años hasta que me encontré plenamente recuperada y me quedé embarazada por segunda vez. También a los dos meses y medio lo perdí.

Tener un aborto no es ninguna tontería, en mi caso me dieron unas pastillas para estimular las contracciones y finalmente me hicieron un legrado.

Después un duelo, que dura un tiempo según cada persona, y finalmente la recuperación.

En mi caso no tuve mucha presión social por parte de familiares, porque mi pareja no quiso que la tuviera, y habló con ellos para que fuera la menor posible.

Yo en aquellos momentos seguía en esa rueda, y fui ya a una clínica privada. Mi impresión no fue muy buena.

Bajo mi humilde opinión, las clínicas de infertilidad son un negocio absoluto, y con el tratamiento que me dieron me sentí como si fuera un ama de cría, fecundar y fecundar, todo giraba en torno a ello, y el trato personal era muy frío… Al final me dieron unas pastillas para facilitar el proceso de embarazo y me quedé, pero también lo perdí, fue un embarazo con saco vacío.

Este aborto fue duro, significaba que había algún problema, y nos dedicamos a fondo a encontrar lo que pasaba.

Tuve otro aborto, en el que pasó lo mismo. Te sientes muy incomprendida porque aunque estas poniendo mucho de tu parte las cosas no salen bien, y los profesionales sólo van probando y sólo piensan en que te recuperes pronto para volverlo a intentar.

Yo aún pensaba que, aunque por edad lo tenía difícil, había muchos adelantos médicos y que podría cumplir mi sueño.

Pensamos en hacer una In Vitro, ya lo teníamos todo apalabrado. Finalmente iba a ser una donación de óvulo y yo finalmente pensé que esa era la solución.

Después de millones de pruebas a mí y a mi marido vimos la luz al final del túnel. El médico era uno de los mejores y yo confiaba plenamente en él.

Nos fuimos de vacaciones para empezar en Septiembre, pero cuando me fui, ya me fui embarazada.

Estando allí en la casa donde pasamos las vacaciones empecé a sentir un dolor muy fuerte y empecé con pérdidas cada vez mayores, lo cual me confirmaron después, fue un aborto.

Me culpé, porque yo había tenido pérdidas el mes anterior y pensé que era el periodo… Pensé que tenía que haberme dado cuenta como siempre hago cuando me quedaba embarazada. Cuando llegué a casa estaba decepcionada, algo se rompió dentro de mí, y me rendí.

Al final, llegué a tocar fondo con la experiencia, no quise que nadie me hablara del tema y evitaba a las embarazadas.

Sentí que me estaba enfrentando a lo más duro que había vivido hasta ahora. Mi atención psicológica en los primeros meses fue de sólo escucha, estaba desbordada emocionalmente y las lágrimas brotaban en todo momento.

Me trataron con antidepresivos y seguí adelante, me sentía que le había fallado a todo el mundo, y mi autoestima como mujer estaba tocada.

La frustración y el vacío que sentí fueron enormes.

Pero al final te das cuenta de que las cosas pasan por algo, que las circunstancias por las que pasamos sirven para aprender a vivir lo que nos quede y aprovechar cada momento.

Mi vida no se acababa allí.

Después de una recuperación profunda, creo que hasta entonces no me conocía lo suficiente, y no sabía realmente de lo que era capaz.

Fui a todos los talleres que pude sobre crecimiento personal y autoestima, leí muchos libros, algunos siguen siendo mi lectura de referencia. Continué con mis meditaciones, y mi diario personal, en él pude plasmar todo mi dolor y poco a poco dejarlo ir, soltar todo lo que me hizo daño en todo el proceso.

Elegí deporte, los buenos hábitos y por fin: Mi cuerpo y mi mente me respondieron.

Fue un proceso largo y por fases, tuve que darme mi tiempo y encontrar un plan B.

Mis conclusiones de todo esto son: la naturaleza es sabia y si los hijos no vienen, será porque no tienen que venir. Cinco abortos es mucho sufrimiento y yo no me voy a exponer más.

Además, soy mujer porque existo tenga hijos o no y soy digna de respeto y de amor.

Al final, con todo ello te das cuenta de que la vida es lo más preciado que tenemos y la felicidad está dentro de nosotros, no fuera.

Mirando hacia dentro puedes encontrar las herramientas para ser feliz de nuevo, aunque sea sin hijos.

Mi marido también pasó su fase y no hablamos del tema hasta que no estuvimos preparados.

En parte estoy agradecida a todo ello porque eso me ha hecho más consciente de mí misma y de mis limitaciones y mis potencialidades.

Aunque tengo que decir que muchas personas no hicieron los comentarios adecuados, no dieron la atención que yo pienso se requiere en estos casos.

Reclamo talleres de autoestima y más respeto para las personas que pasamos por  estas circunstancias.

He tenido que buscar mucho por mi cuenta, leer muchas cosas, probar y asistir a talleres para encontrar que recursos eran los mejores para mí, pero me llevo lo mejor, me llevó a mí misma. Creo que las mujeres siempre tendremos un lugar en el mundo, con hijos o sin ellos.

Las mujeres debemos hacer tribu, sea cual sea nuestra condición. Gloria desde aquí quiero darte las gracias por permitirme contar mi historia y contribuir a que todo esto se pueda visibilizar.

A todas las personas que me ayudaron en mi proceso, de manera adecuada o no, a mi pareja por su paciencia y amor.

A mi familia y amigos que estuvieron a mi lado y a toda persona que contribuyó a ayudarme, muchas gracias.

Tener hijos sólo es un camino, también hay otros.